viernes, 10 de enero de 2014

Enfermedad Mitocondrial



Además de la información genética contenida en el núcleo celular (en los cromosomas), las células cuentan también con una pequeña proporción de ADN extranuclear que se encuentra localizado en las mitocondrias.
Las enfermedades mitocondriales son desordenes resultantes de la deficiencia de una o más proteínas localizadas en las mitocondrias e involucradas en el metabolismo.1 Hay descritas unas 150 mutaciones que acaban en enfermedades de distinto tipo. Las enfermedades mitocondriales pueden estar causadas por mutaciones en el ADN mitocondrial, o bien por mutaciones en genes nucleares que codifican para proteínas implicadas en el correcto funcionamiento de la mitocondria. Las enfermedades mitocondriales causan el mayor daño a las células del cerebro, corazón, hígado, músculos esqueléticos, riñones y del sistema endocrino y respiratorio, ya que los tejidos con mayor dependencia del metabolismo mitocondrial (es decir, aquellos que requieren un mayor aporte energético) son los más sensibles a las mutaciones mitocondriales.
La gravedad y el espectro de estas enfermedades parecen desproporcionados respecto a la contribución del ADN mitoncondrial al genoma humano.
Dependiendo de cuáles sean las células afectadas, los síntomas pueden incluir: pérdida del control motor (pérdida de equilibrio, epilepsia, temblores, etc.), debilidad muscular y dolor, desórdenes gastrointestinales y dificultades para tragar, retardo en el crecimiento, enfermedad cardíaca, enfermedad hepática, diabetes, complicaciones respiratorias, crisis, problemas visuales (ceguera, catarátas, entre otros) y auditivos (sordera-a menudo afectando a ambos oídos-), acidosis láctica, retrasos en el desarrollo, susceptibilidad a las infecciones, problemas de fertilidad (sobre todo en el sexo femenino), problemas hormonales y dificultad al tragar y al absorber nutrientes.


BASES DE LA ENFERMEDAD


Las enfermedades mitocondriales son resultado de la falla de las mitocondrias, los compartimentos especializados presentes en cada célula del cuerpo, con excepción de los glóbulos rojos de la sangre. Las mitocondrias son las responsables de la creación de más del 90% de la energía que el cuerpo necesita para mantener la vida y apoyar el crecimiento. Cuando fallan, se genera cada vez menos energía al interior de la célula. Puede entonces presentarse lesión celular o incluso la muerte de la célula. Si este proceso se repite en todo el cuerpo, los sistemas completos comienzan a fallar y la vida de la persona que lo sufre, está en grave riesgo. Esta enfermedad afecta principalmente a los niños, pero los brotes en adultos se están volviendo más y más comunes.
Las enfermedades de las mitocondrias parecen ocasionar el mayor daño a las células del cerebro, del corazón, del hígado, músculo esqueléticas, del riñón así como a los sistemas endocrino y respiratorio.
Dependiendo de qué células resulten afectadas, los síntomas pueden incluir pérdida de control motor, debilidad muscular y dolor; desórdenes gastrointestinales y dificultades para deglutir; crecimiento deficiente, enfermedades cardiacas, del hígado, diabetes, complicaciones respiratorias, convulsiones, problemas visuales y auditivos, acidosis láctica, retrasos en el desarrollo y susceptibilidad a contraer infecciones.



Entre las pruebas diagnósticas que resultan útiles para llegar al diagnóstico de patología mitocondrial, contamos con las siguientes:


  • Investigaciones generales: habitualmente, estos pacientes han sido sometidos a gran cantidad de tests. Es necesario ver la función cardíaca, test de tolerancia a glucosa, nivel de lactato en sangre (es más específico en el líquido cefalo-raquídeo), electroencefalograma para detectar encefalopatía subaguda, TAC cerebral (es común la calcificación bilateral de ganglios basales).
  • Investigaciones específicas: detección de alteraciones en el ADN mitocondrial, tanto reordenamientos (deleciones, duplicaciones) como mutaciones puntuales. Lo más habitual es que las mutaciones estén en heteroplasmia, y esto determina la expresividad fenotípica (habitualmente es necesario >85% de ADNmt mutado para que se manifieste la enfermedad). Las mutaciones letales sólo pueden estar en heteroplasmia, pero en general el porcentaje de heteroplasmia varía en distintos órganos en un mismo individuo e incluso también con la edad, de ahí la enorme variabilidad clínica. En algunas entidades es relativamente sencilla la detección molecular: por ejemplo, hay 3 mutaciones que en conjunto explican el 95% de los pacientes con LHON. En cambio, las deleciones responsables de los síndromes de CPEO o Kearns-Sayre no son detectables en sangre, por lo que los resultados negativos han de ser interpretados con cautela. En estos casos, la biopsia de músculo esquéletico es la piedra angular para el diagnóstico de patología mitocondrial: por un lado, la detección histoquímica de fibras deficientes en COX y en otros complejos de la cadena respiratoria confirma la afectación mitocondrial; además, los estudios moleculares en ADN muscular confirman la presencia de deleciones o de mutaciones puntuales.




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